¿Microsoft rompiendo el molde de la IA en Office? La compañía tecnológica está a un paso de dar un giro inesperado, apostando no solo por OpenAI, sino también por modelos de Anthropic. Y sí: todo esto podría cambiar la forma en la que trabajamos con Copilot en Office 365, desde Word hasta PowerPoint.
Un nuevo rumbo para la inteligencia artificial de Office 365
En el frenético mundo de la inteligencia artificial, incluso los acuerdos más sólidos están hechos para evolucionar. Microsoft, que lleva años impulsando su suite Office con la tecnología de OpenAI, se está preparando para añadir al repertorio modelos de Anthropic, según ha trascendido en medios especializados. Y no es una decisión tomada a la ligera. Se trata de estrategias, rendimiento y, como siempre en la tecnología, jugadas maestras para no quedarse rezagado.
Copilot: desde GPT a Claude, un salto que no parece menor
Copilot, la IA que ha hecho que crear, buscar y organizar documentos sea una tarea casi mágica, ha funcionado desde el inicio con modelos de OpenAI (el celebérrimo GPT y sus variantes). Sin embargo, Microsoft ya ha puesto a prueba el modelo Claude 4 Sonnet de Anthropic y, sorprendentemente, lo ha encontrado mejor en varios detalles que marcan la diferencia: generar presentaciones más visuales y atractivas en PowerPoint, por ejemplo, o afinando en tareas donde GPT-5 aún cojea. No es un cambio total, pero sí un matiz que podría ser revolucionario para quienes usan Copilot a diario.
¿Pero esto costará más?
Pese a que integrar nueva tecnología suele ser sinónimo de subir precios, Microsoft ha dejado claro que la inclusión de los modelos de Anthropic no disparará el coste de Copilot en Office 365. El precio se mantiene: 30 dólares por usuario al mes. Todo un guiño al usuario, especialmente en épocas donde la IA se está volviendo una herramienta imprescindible y nadie quiere quedarse fuera del juego por motivos económicos.
Una red de alianzas, intereses… y competencia feroz
En este tablero, Microsoft se mueve hábilmente entre gigantes: negocia con OpenAI, accede al modelo Claude de Anthropic a través de AWS (la nube de Amazon) y, al mismo tiempo, quiere consolidar su acceso a tecnologías IA de primera línea. Todo esto en un clima donde las alianzas se renegocian constantemente y la competencia no da respiro.
- OpenAI y Microsoft empezaron juntos en 2019 y han adaptado su colaboración para que ninguna de las dos dependa 100% de la otra.
- Desde enero, Microsoft ostenta los derechos de la propiedad intelectual de OpenAI. Sin embargo, nada está escrito en piedra y, en mayo, ambas compañías abrieron nuevas negociaciones para decidir cómo seguir tras 2030.
- En los últimos meses, OpenAI ha puesto sobre la mesa la opción de acusar a Microsoft de prácticas anticompetitivas, principalmente tras la adquisición de Windsurf, un movimiento que podría complicar el acceso de los de Redmond a la tecnología de una nueva generación de IA.
¿Cómo nos cambiará esto el día a día en el trabajo?
La respuesta, a corto plazo, parece sencilla: los usuarios de Office 365 tendrán acceso a una IA más capaz, que se siente “menos robot” y aporta mejoras visuales y creativas. Pero en realidad, lo que estamos viendo es una competencia entre gigantes por marcar el pulso del futuro. Microsoft ya no quiere poner todos los huevos en la misma cesta (OpenAI) y busca lo mejor de cada proveedor para Copilot.
Y si te sorprendía ver cómo la IA mejora tus hojas de Excel o tus slides de PowerPoint, prepárate: la siguiente fase es que esa mejora sea más sutil, visual y, sobre todo, práctica. Da igual si usas Copilot para escribir informes o para crear presentaciones, la apuesta de Microsoft es clara: dar acceso a la mejor IA… venga de la casa que venga.
¿El futuro? Más competencia, mejores herramientas
Esta apertura a Anthropic, lejos de ser una simple expansión de catálogo, es una declaración de intenciones. Un reconocimiento de que el panorama de la IA crece, evoluciona, se agita. Para los usuarios, eso se traduce en más alternativas y, seguramente, en mejores resultados. Para la industria, una señal: el control absoluto ya no es la norma y la colaboración —aunque tensa y con tensiones legales— será la clave.
¿El precio a pagar? De momento, ninguno para los usuarios finales. Pero sí un nuevo reparto de poder en el universo de la IA que, como siempre, dará mucho que hablar.